Música, una adicción profunda. Mi cuerpo la disfruta, mi mente juega con ella; me transporta, me lleva a lugares nunca antes conocidos. Me pierdo y regreso. Llena mi espacio. Imagino. Desimagino. Creo, destruyo, pienso, y no hago nada. Nada permite encontrarme y desencontrarme, y la música me lleva, me enseña, me descubre: le enseño mi nada, quién soy... Me lleno de emoción, bailo, río, disfruto a solas y con amigos. Música, sonidos escondidos que no escucho, cuando escucho se descubren ésos sonidos y entonces y sólo entonces empiezo a conocer: me dejo llevar. Comiensa el ritual, mi ritual de la felicidad ■ cg
February 15, 2008
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