October 31, 2008

Hay amores - ¿amores?- que sorprenden por su absurdo y sin sentido. Hay animales que al verse privados de la cría que celosamente amaban y daban calor, en poco tiempo, los encuentras dando calor a otra que ha llevado a su guarida y se le entrega con el mismo amor y ternura. Los humanos no estamos tan lejos de ellos. El sujeto de su amor para muchos no tiene tanta importancia: a penas hay intercambio. Ni siquiera es necesario: es el puro instinto, ciego e irresistible, incapaz de elegir y de comunicar que se agarra a cualquier persona para satisfacer una necesidad, probablemente anónima. Necesidades difíciles de definir y que esconden una necesidad de querer y de escapar de no se sabe qué...habría que buscar en la infancia. Cuando uno ve una gata amorosamente entregada a un muñeco de trapo, se le ocurre que es la perfecta imagen de algunos y algunas que sacrifican su vida a una persona con el que no han tenido más intercambios que los que podía haber tenido un animal. Y lo más triste es que los desdichados que son el sujeto anónimo de esa entrega instintiva se creen escogidos, especialmente elegidos y queridos por sí mismos. Y le llaman amor. Y no es así. Bien saben que no es así ■ ae
Contaba el otro día alguien la historia -bastante sencilla y simple- de un niño que en medio de la clase repentinamente se dió cuenta que debajo de había un charco, y que la parte del frente de sus pantalones estaba mojada; no sabía cómo pero había sucedido. Nunca antes le había pasado. Y sabia que cuando los demás se dieran cuenta no habrá final, y que las niñas no volverían a hablarle mientras viviera. Gran sufrimiennto. En aquel momento el pequeñín volteó al cielo como buscando a Alguien. Y de pronto se dió cuenta que la maestra venia hacia él con una mirada que indicaba que ha sido descubierto. Inesperadamente y mientras la profesora camiba hacia él, una de sus compañeras derramó toda el agua de la pecera que llevaba en las manos sobre el regazo del niño, quien inmediatamente se dijo en su interior "Gracias, gracias". En lugar de ser ridiculizado, el niño fue objeto de comprensión por parte de todos. La profesora lo llevó rápidamente abajo y le hizo ponerse unos shorts de deporte mientras se secaban sus pantalones. El resto de la clase se dedicó a limpiar alrededor de las bancas. La simpatía fue maravillosa. Sin embargo, la vida no es tan sencilla, el ridículo que le habría tocado enfrentar al niño ahora cayó sobre su compañera. Ella trataba de ayudar a limpiar, pero más de alguno le dijo que se fuera "ya has hecho suficiente hoy; torpe" fue la última frase. Al final del día, antes de marcharse, mientras esperaban el autobús para ir a casa, el niño se dirigió como en un susurro a aquella niña: "¿Lo hiciste a propósito, verdad?", le preguntó. Ella, tambien en voz muy baja, respondió: "Yo también me hice una vez en los pantalones" ■ Yo me quedé pensando, ¡que Alguien nos ayude siempre a ver con más claridad las oportunidades de hacer bien a aquellos que están alrededor!

October 30, 2008

Amigo... como te lo he dicho antes... a veces hay que saber cuándo partir.. eso no significa la rendición de nuestros actos, o la cobardía de nuestras acciones al querer dejar las cosas o a las personas atrás... hay ocasiones en las que el decir "hasta luego" es para evitar caer ante lo inaceptable, ante lo inevitable y que la situación te arrastre... PARTIR es dar la espalda por un segundo del cual no sabemos su duración, para poder recargar las energías, las fuerzas.. así el día que volvamos.. estaremos mas fuertes para dar ese abrazo que fue negado, esa sonrisa que fue tachada... Quizás ese día jamás llegue, pero en tu corazón siempre existirá el recuerdo que ahí estuviste cuando más se te necesitó, cuando NADIE ofreció NADA!.... y cuando el momento de recordar llegue, podrá darse cuenta que como bien dices la diferencia del "amor de AMIGO" al "amor por el OBJETO" ... Quizás es ahora que más te necesita. Lejos...para aprender a caer, aprender del dolor y de como poder levantarse... Quizás es el momento de partir ■ hn

October 26, 2008

Y uno aprende que el amor no significa acostarse, y una compañía no significa seguridad, y uno empieza aprender... Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. Y aprende a plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas. Con el tiempo te das cuenta que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo también aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida. Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquéllos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas. Con el tiempo te das cuenta que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante. Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, extrañarás inmensamente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Y aprende que hay tres momentos en la Vida que uno no puede remediar: La oportunidad que dejaste pasar, la cita a la que no asististe y La ofensa que pronunciaste. Con el tiempo también aprendes sobre el dinero... y entonces comprendes que puedes comprarte una casa pero no un hogar, puedes comprarte una cama pero no el sueño, puedes comprarte un reloj pero no el tiempo, puede comprarte un libro pero no conocimiento o lo que necesitas aprender, puedes comprarte una posición pero no sirve para tener respeto ante los demás; puedes comprarte medicinas pero no salud, puedes comprarte sangre pero no vida, puedes, en fin, comprarte sexo pero jamás amor. Sí: con el tiempo también aprendes que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuántos planes tengas, el mañana no existe y el ayer tampoco; con el tiempo se aprende que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido, porque el tiempo se ha pasado. Todo esto lo aprendes....se aprende...sólo con el tiempo ■ ae

October 23, 2008


Lo importante en el arte es su necesidad ■ ae



Sólo hay una nostalgia: la del Paraíso ■


Me extraña que no sintamos envidia de quienes tiene la facultad de rezar, mientras que sentimos la mayor envidia de las riquezas y los éxitos exteriores de los demás ■ ae

October 20, 2008

JAJAJAJAJAJAJAAJ
JAJAJAJAJAJAJAAJ
JAJAJAJAJAJAJAAJ
¿lo ves?
¡Vale la pena reirse!
(hasta de Góngora)

de fanfarrones y cosas peores

¿De qué te sirve probar todas las bebidas si la impureza de tu boca altera su sabor?, ¿ qué sentido tiene ver todos los paisajes del mundo si no tienes en tu ojos el fulgor que revela su belleza?. Es la suficiencia vulgar del nuevo rico, del arrogante, del “intelectual” que necesita una guía y que la sigue por pura. Un imbécil que pasase la vida al lado de un sabio no comprendería la sabiduría mejor que la cuchara el sabor de la sopa. También es la suficiencia de algunos hombres de fe, muy entregados y dedicados a su santidad y perfección, que no salen del círculo de las frases hechas. Poco original esa aventura. Los que piensan que la suma de actos perfectos hacen un hombre perfecto…¡ja! El fanfarrón piensa, si fuese cuchara, que la sopa no tiene secretos para él. ¡Iluso!

October 16, 2008

¿Que por qué me levanto todos los días, dices? Pues para escribir todo lo que pueda. Para reirme de mi sombra. Para saludar y sonreir por las mañanas. Para afeitarme y ponerme après rasage. Para beberme a la salud de todos, sobre todo de mis amigos, y de los que lo fueron. Para ser más valiente, y para intentar de verdad ser libre, hasta de mí mismo. Para No tener miedo: bueno... sí, tenerlo y mordérmelo, ahi etá el quid. Y siempre estar estudiando para ese Master en servicio y no graduarme jamás ■ ae

October 15, 2008

Al final, la gran aventura es recibir, la actividad decisiva es la contemplación, la transformación mayor es ensanchar los cauces de la percepción, que se convierten en cauces de adoración. Adoración, y no gratitud, que también; la gratitud viene después y es una respuesta cabal. La adoración, sin embargo, es previa, y se confunde –en el tiempo– con la experiencia. Pedimos que se despierte nuestra capacidad de adoración, y manifestamos quererla. El hombre de acción, el verdadero hombre de acción (no el activista, el ansioso prueba-todo), ha comprendido que necesita una forma más vigorosa, más elástica de adoración. Un movimiento contemplativo. Su actividad es una plegaria, nerviosa y dispersa quizá, pero sincera ■ ae

October 11, 2008

Si fuerais ciegos, no tendríais pecado. Pero decís: vemos. Y vuestro pecado permanece. Ahí está el veneno de la enfermedad de la conciencia farisaica. Esa conciencia no quita la ceguera respecto a Dios –porque somos ciegos, lo queramos o no- pero intenta convencernos de que vemos. Y lo intenta afirmando de sí misma que ve, y si ella ve, tú tienes que ver. Pero la suya es una clarividencia ilusoria, una especie de histeria cultural, de paranoia ideológica. Y es así porque su resultado es el desprecio, la autosuficiencia ante los pobrecitos ciegos que andamos a tientas ante el misterio. Sí, somos ciegos, niños ciegos que no recuerdan su nacimiento, ni el rostro de sus padres…pero les reconozco, y me reconozco, en sus caricias. Ciegos que de vez en cuando son acariciados aquí abajo por Alguien. Y uno, entonces, se siente amado y ama. Y palpa un poco el misterio, la gracia…¡ciego! Si fuerais ciegos no tendríais pecado. Pero decís: vemosae

October 01, 2008

Tia Guille

En los niños, lo natural es la alegría. La necesitan como la respiración. No pueden vivir sin ella. Por eso inquieta tanto ver a un niño triste. Y si esa tristeza dura demasiado, sabemos que es preciso hacer algo, lo que sea, para eliminarla. Robar la alegría a un niño es un crimen como matar el canto de un ruiseñor. En los viejos, lo natural es la tristeza, el gesto huraño o la melancolía. La sonrisa de los viejos siempre es prestada, alguien se la ha puesto en los labios: a veces un niño o el recuerdo de su propia infancia. O el Espíritu Santo. La alegría de los viejos no es fácil. Si es auténtica, sólo tiene una explicación: se llama bondad ■