April 23, 2008

La comunicación entre dos personas es más fácil cuando existe un profundo y real conocimiento de las formas de pensar, del temperamento, de la manera de sentir. Aquel conocimiento es útil para que decir aquello que se debe decir, y que la otra persona nos entienda al momento de iniciar la comunicación ■ cg

April 21, 2008




Cuando cierro los ojos entonces todo lo veo ■ cg

April 15, 2008

Dijiste que habias llorado cuando supiste que me iba. Y me quedé sin palabras. Se me fué el poco aliento que tengo éstos días. Incluso me costaron algunos segundos retomar la conversación. Los hermanos se dicen todo, pensé mientras imaginé por dónde irías, lo que son, lo que piensan y lo que sienten. Sin vergüenzas ni nada. Y me acordé también de aquello tan entrañable de los Proverbios: el hermano que ayuda a un hermano es como una ciudad amurallada. Y también me acordé -por qué no; sabemos descender de lo eterno a lo temporal y pasar de lo sagrado a lo profano en cuestión de segundos- de aquello que hace años cantaban los Mecano: Y si me vuelven a asaltarlas ganas de petardear dame dos hostias y hazme ver que estar aqui es un milagro que se puede compartir. No te alejes, Magno, no te alejes. Aún cuando yo me ponga rasposo (¿o era rozado? Ya ni sé) y esconda la cabeza en la tierra, como cobarde avestruz. Hace poco escribimos -sí: escribimos- que la amistad es una confianza en el corazón que conduce a buscar la compañía del otro elegido por nosotros entre los restantes, y a no tener miedo de él, a esperar de él apoyo, a desearle el bien, a buscar ocasiones de hacérselo y a convivir con él lo más posible. Como dice Benedetti: Compañero, usted sabeque puede contar conmigo, no hasta dos ni hasta diez, sino contar conmigo. No te alejes demasiado, no seas cabrón; quédate cerca porque la vida, con los amigos, es dos veces vida

April 13, 2008



Ir andando sin norte, sin oeste, sin este, y extraviado del sur como gira este mundo de la luz a la sombra, de la sombra a la luz, de la luz y la sombra a Ti ■ ae

April 08, 2008

de historias de amor y sueños de poetas

...me quiso tanto...aún sigo enamorado; juntos atravesamos nostalgias del pasado. Ella ¿cómo os lo diría? era todo mi luz y mi razón cuando en la lumbre ardían, sólo palabras de amor...Palabras de amor sencillas y tiernas, que echamos al vuelo por primera vez, apenas tuvimos tiempo de aprenderlas recién despertábamos de la niñez; nos bastaban ésas tres frases hechas, que entonaba aquel trasnochado galán, de historias de amor, sueños de poetas, a los quince años no se saben más. Ella qui sap on és, ella qui sap on para. La vaig perdre i mai més he tornat a trobar-la. Però sovint en fer-se fosc, de lluny m'arriba una cançó. Velles notes, vells acords, velles paraules d'amor...Paraules d'amor senzilles i tendres. No en sabíem més, teníem quinze anys. No havíem tingut massa temps per aprende'n, tot just despertàvem del son dels infants. En teníem prou ambtres frases fetes que havíem après d'antics comediants. D'histories d'amor, somnis de poetes, no en sabíem més, teníem quinze anys... ■ www.youtube.com/watch?v=CTdFBpMGFe0&feature=related

"y no es que la vida sea tan mierda.. y la existencia una basura, tenemos familia, tenemos amigos, salud, vida, ¡a Dios! ¡a la Virgen! Caray, tenemos amaneceres y esas sonrisas que mutuamente nos robamos, pero al final, este tipo de canciones, duelen y hacen llorar, porque como bien dice Celia Cruz: te busco en lugares tan extraños.. que no puedo dar contigo..." ■ hn

www.youtube.com/watch?v=0OoQGUsHiRA

www.youtube.com/watch?v=HJw63kbXTwc


-¿y sabes qué, Hat? pues que hay algunas que duelen más. Mucho más.

En cuanto puede se me escapa y de momento lo que ha sido... fue en esta ausencia que respiro hay algo mas... y otras muchas por llover ¿como apreder a estar perdido? ¿como empezar a echar de menos cuando estreno el corazon? Y si es mi suerte que sea fuerte, que me queme todo entero y de una vez Y cuando quieras te lo escribo, sin un descanso, mientras que hay una pared en pleno cielo y por si acaso en el olvido que me aguante lo que muero Si puedo volverte a ver En cuanto puede se me escapa Del aire cuelgan mis suspiros... y es asi de simple, asi de grande es algo que...no consigo no querer Y no me cabe mas paciencia estoy cansado de morderme el corazon, no puedo mas si es el destino que me rompa a estas alturas, que me parta de una vez Y cuando quieras te lo escribo, sin un descanso, mientras que hay una pared en pleno cielo y por si acaso en el olvido que me aguante lo que muero Si puedo volverte a ver En cada mirada se me va cada abrazo un laberinto que..nunca deshare cada silencio, eternidad cada noche hay un secreto que me da Y cuando quieras te lo escribo, sin un descanso, mientras que hay una pared en pleno cielo y por si acaso en el olvido que me aguante lo que muero Si puedo volverte a ver...

www.youtube.com/watch?v=qiQW_xryS0g&feature=related

April 06, 2008

Al cielo una mirada larga buscando un poco de mi vida. Mis estrellas no responden para alumbrarme hacia tu risa. Olas que esfuman de mis ojos a una legión de tus recuerdos. Me roban formas de tu rostro dejando arena en el silencio. Te busco perdida entre sueños, el ruido de la gente me envuelven en un velo. Te busco volando en el cielo, el viento te ha llevado como un pañuelo viejo. Y no hago más que rebuscar paisajes conocidos en lugares tan extraños que no puedo dar contigo. En cualquier huella te persigo en una sombra te dibujo huellas y sombras que se pierden (en la soledad) la suerte no vino conmigo. Te busco perdida entre sueños, el ruido de la gente me envuelven en un velo. Te busco volando en el cielo, el viento te ha llevado como un pañuelo viejo. Y no hago más que rebuscar paisajes conocidos en lugares tan extraños que no puedo dar contigo. Te busco ■

http://www.youtube.com/watch?v=0OoQGUsHiRA

Paese mio che stai sulla collina Disteso come un vecchio addormentato; La noi al'abbando noil niente Son la tua malattia Paese mio ti lascioio vado via.Che sara che sara che sara Che sara della mia vita chi lo sa! So far tutto o forse niente da domani si vedra E sara sara quel che sara. Gli amici miei son quasi tutti via E gli altri partiranno dopo me Peccato perche stavo bene in loro compagnia Ma tutto passa tutto se ne va. Che sara che sara che sara Che sara della mia vita chi lo sa! Con me porto la chitarra e se la notte piangero Una nenia di paese suonero. Amore mio ti bacio sulla bocca Che fu la fonte del mio primo amore Ti do appuntamento come quando non lo so Ma so soltanto che ritornero. Che sara che sara che sara Che sara della mia vita chi lo sa! Con me porto la chitarrae se la notte piangero Una nenia di paese suonero. Che sara che sara che sara Che sara della mia vitachi lo sa! So far tutto o forse nienteda domani si vedra E sarasara quel che sara ■ ae

April 04, 2008

Modestia aparte


Mi nombre muchos lo saben, y soy simétricamente perfecto. Lo descubri el día que fui al médico. "Nunca avia visto alguien tan simétricamente perfecto como este jóven", dijo, despues de haber estado midiendo todos los movimientos de mi cuerpo con una serie de aparatos de tipo ingeniero. Temperamento pasional, espiritualidad desarrollada. Hombre visual, con sensibilidad hacia la música. Me gustan las artes. Todas. En mi forma de ser hay algo de locura. Y también soy visionario. Poseo una facilidad para comunicarme con las personas, y lo considero un gran don de mi Creador. Aún no he descubierto todo para lo que fui creado. Soñador y ambicioso. Algunos de esos sueños se pueden relacionar con los sueños de miles de personas, uno es el encontrar el gran amor de la vida. A veces pienso que ya lo he encontrado, y que sólo me falta tener mas intimidad con ese amor. Respeto algunas de las normas de la sociedad, otras no, incluso -y para ser sincero- me causa cierto placer ir en contra de algunas ellas. Soy así. Tengo el don más maravilloso que la vida puede : estar vivo, y poder vivir día a día bajo la proteccion de mi Creador. Soy Cesar, y soy simétricamente perfecto ■ cg

La verdadera comunicación

Bésame en los labios. Comunicación sin palabras. Besar es en realidad comunicar sin palabras. Caricias, besos y miradas. Besar es una forma de comunicarse y que solamente el alma puede comprender. Forma de expresión espiritual. Comunicacion donde no se duda de lo transmitido. Como cuando flotan las palabras en el ambiente al expresar nuestros sentimientos a través de las palabras, y unicamente queda la sinceridad y profundidad del momento. Comunicación interna entre dos almas que se aman, y que podrán estar separadas pero que nunca se dejarán de amar ■ cg

Mundos opuestos

El quería formar parte de mi mundo, pero yo no podia ser parte del Suyo, ¿por que? Quizá por miedo, o por cobardia. No lo sé. Sí sé, en cambio, que llegó un momento en el que ya nada en la vida me importaba si no podia pertenecer a aquel mundo; nada tendria sentido. Hubo momentos de duda y de una profunda obscuridad, sin embargo mi mirada nunca se alejo de aquel mundo al que yo quería pertenecer. Así fue que seguí en el camino, convirtiéndolo al mismo tiempo en una meta, sin quitar mi mirada de ella. Ese mundo formaria entonces parte de mi vida, y la llenaría de una serena alegria; y sanaría todos y cada uno de mis vacíos. Hoy, en Su mundo quiero vivir, y en ningun otro más. Y a mis mundos quiero llevar Su mundo, porque Él me sabe amar como yo necesito ser amado. A Su lado siempre tendre gloria y bienestar, paz y tranquilidad ■ cg

Más música

¡Qué chido es escuchar musica que nos agrada! Sin duda es uno de los más grandes placeres que la vida nos puede dar. ¿No te ha sucedido a ti también que cuando escuchas una canción o melodía que te agrada te llenas de felicidad? Y es que cada canción es como una pequeña dósis de felicidad. Es realmente perderse, transportarse a otro universo. Recuerdo un momento de mi vida. Era una mañana de Enero. Estaba disgustado con la vida, sentía algo de melancolia y un poco de tristeza; iba en el coche hacia mi trabajo -que tanto me gusta-; ese dia no tenia ganas de haber salido de la cama. Hice mis oraciones de la mañana, sintonicé la radio y tropece con una canción, era música electrónica de la que tanto me gusta. Y como por arte de magia me olvidé de todo aquello que me tenía triste y agobiado, preocupado por la vida. Aquella música me envolvio en un ambiente de felicidad sorprendentemente excitante. Mi dia cambio, gracias a la misica. Desde entonces no he dejado de pensar cómo es sorprendente como la musica, y la profunda influencia que tienen en mi temperamento y mi manera de sentir. Los distintos generos de la música me permiten transportarme a diferentes estados emocionales: alegria, enfado, tristeza, amor, generosidad, pasión. Cuando una canción me gusta mucho, no no puedo contener las ganas de compartirla con las personas que más quiero. Es como una forma de expresar mi amor por ellos. La musica es, sin duda, la comunicacion universal que nos permite que nos comprendernos entre nosotros, sin tener que utilizar ninguna otra forma de expresión ■ cg

April 02, 2008

¿magdalenas o amanitas? (I)

Un día de invierno, al regresar a casa, mi madre —viendo que tenía frío— me propuso que, contra mi costumbre, tomara un poco de té. Al principio lo rechacé y —no sé por qué— después cambié de idea. Fue a buscar uno de esos bizcochos, pequeños y rechonchos, llamados magdalenas y que parecen moldeados en la acanalada valva de una vieira y, abrumado por aquel día sombrío y la perspectiva de un triste mañana, no tardé en llevarme maquinalmente a los labios una cucharada de té, en la que había dejado ablandarse un trozo de magdalena, pero en el preciso momento en que me tocó el paladar el sorbo mezclado con migas de bizcocho me estremecí, atento al extraordinario fenómeno que estaba experimentando. Me había invadido un placer delicioso, aislado, sin que tuviera yo idea de su causa. Al momento me había vuelto indiferentes —como hace el amor— las vicisitudes de la vida, sus inofensivos desastres, su ilusoria brevedad, colmándome de una esencia preciosa: o, mejor dicho, esa esencia no estaba en mí, sino que era yo. Había cesado de sentirme mediocre, contingente, mortal. ¿De dónde podía proceder aquel intenso alborozo? Yo sentía que estaba vinculada al gusto del té y del bizcocho, pero que lo superaba infinitamente, que no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía? ¿Qué significaba? ¿Dónde aprehenderla? Bebí un segundo sorbo, en el que no encontré nada más que en el primero, y un tercero, que me aportó un poco menos que el segundo. Más valía dejarlo: la virtud de la bebida parecía disminuir. Estaba claro que la verdad que yo buscaba no estaba en ella, sino en mí. La había despertado, pero no la conocía, y no podía hacer otra cosa que repetir indefinidamente, cada vez con menor intensidad, aquel mismo testimonio que yo no sabía interpretar y que quería al menos poder solicitarle de nuevo y recuperar luego intacto, a mi disposición, mediante un esclarecimiento decisivo. Dejé la taza y atendí a mi mente. A ella correspondía encontrarla verdad. Pero, ¿cómo? Grave incertidumbre, todas las veces que la mente se siente sobrepasada por sí misma, cuando ella —la que busca— es al mismo tiempo el país obscuro en el que debe buscar y en el que de nada le servirá todo su bagaje. ¿Buscar? No sólo eso: crear. Está ante algo que no es aún y que sólo ella puede realizar y después hacer entrar en su luz. Y comencé a preguntarme otra vez cuál podía ser aquel estado desconocido que no aportaba ninguna prueba lógica, sino la evidencia de su dicha, de su realidad, ante la cual las otras se disipaban. Quería probar a hacerlo reaparecer ■

¿magdalenas o amanitas? (II)

Retrocedí con el pensamiento al momento en que había tomado la primera cucharada de té. Recuperé el mismo estado sin una claridad nueva. Pedí a mi mente otro esfuerzo, que me devolviera una vez más la sensación que se disipaba, y, para que nada interrumpiese el impulso con que iba a intentar asirla de nuevo, aparté todos los obstáculos, todas las ideas ajenas, resguardé mis oídos y mi atención de los ruidos del cuarto contiguo. Pero, al notar que mi mente se fatigaba sin lograrlo, la obligué, al contrario, a tomarse aquella distracción que le denegaba, a pensar en otra cosa, a reponerse antes de un intento supremo. Después, una segunda vez, hice el vacío ante ella, volví a colocar ante ella el sabor, aún reciente, de aquel primer sorbo y sentí vibrar en mí algo que se desplazaba, quería elevarse, algo que se hubiese desanclado a gran profundidad; no sabía yo lo que era, pero subía lentamente; experimenté la resistencia y oí el rumor de las distancias recorridas. Lo que así palpitaba dentro de mí debía de ser —cierto era— la imagen, el recuerdo visual, que, unido a aquel sabor, intentaba seguirlo hasta mí, pero se debatía demasiado lejos, demasiado confusamente. Apenas si percibía el reflejo neutro en el que se confundía el inasible torbellino de los colores removidos, pero no podía distinguir la forma, pedirle, como al único intérprete posible, que me tradujera el testimonio de su contemporáneo, de su inseparable compañero —el sabor—, que me comunicara de qué circunstancia particular, de qué época del pasado, se trataba. ¿Llegaría hasta la superficie de mi clara conciencia aquel recuerdo, el instante antiguo que la atracción de un instante idéntico había venido desde tan lejos a excitar, conmover, despertar en lo más profundo de mi ser? No lo sabía. Ya no sentía nada, se había detenido, había vuelto a bajar tal vez: a saber si volvería a subir jamás de su noche. Diez veces tuve que volver a empezar, inclinarme sobre él y todas ellas la cobardía que nos aparta de toda tarea difícil, de toda obra importante, me aconsejó que lo dejara, que me bebiera el té y me limitase a pensar en mis problemas del presente, en mis deseos del mañana, que se dejaban rumiar sin esfuerzo. Y de repente me vino el recuerdo: aquel sabor era el del trozo de magdalena que, cuando iba a darle los buenos días los domingos por la mañana en Combray —porque esos días no salía yo antes de la hora de la misa—, me ofrecía mi tía Léonie, después de haberlo mojado en su infusión de té o tila. Nada me había recordado la vista de la pequeña magdalena, antes de que la hubiera gustado, tal vez porque, al haberlas visto después con frecuencia, sin comerlas, en las bandejas de las pastelerías, su imagen había abandonado aquellos días de Combray para unirse a otras más recientes, tal vez porque de aquellos recuerdos abandonados, tanto tiempo fuera de la memoria, nada sobrevivía, todo se había disgregado; las formas se habían abolido o habían perdido, adormecidas, la fuerza de expansión que les habría permitido llegar hasta la conciencia. Pero, cuando después de la muerte de las personas, después de la destrucción de las cosas, nada subsiste de un pasado antiguo, sólo el olor y el sabor —más débiles pero más vivaces, más inmateriales, más persistentes, más fieles— perduran durante mucho tiempo aún, como almas, recordando, aguardando, esperanzados, sobre la ruina de todo lo demás, portando sin flaquear sobre su gotita casi impalpable el inmenso edificio del recuerdo ■
Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. Por la parte de Swan, (1999), Barcelona, Ed. Lumen, pp. 52-56.
Hace unos días me puse rojo. Tiene mérito eso de ponerte rojo y sentir vergüenza a los casi treinta y cinco años. Cuando uno se pone rojo no es tan mala persona: significa que aún es capaz de no fingir, que reconoce su culpa y que puede pedir perdón y sentirse perdonado. La vergüenza es esa sensación de ridículo y hasta de desnudez psicológica o moral que experimentamos cuando hemos sido sorprendidos en falta o en embuste relevantes; en acción que conlleva deshonra o pone de manifiesto actitud hipócrita; o, en fin, en comportamiento o actividad indecorosos y que atentan bien sea contra las normas establecidas por la moral, bien sea contra aquéllas otras que dicta la buena educación (eso que los que saben llaman urbanidad ). Esa sensación de que nuestro yo psicológico y moral más profundo ha sido finalmente desvelado y muestra, al desnudo, todos sus defectos e imperfecciones, la fealdad antes cubierta por el ropaje del disimulo. Eso es propiamente la vergüenza. De eso sé mucho. Fumo desde los 20 años…y para fumar desde tan temprana edad te ves obligado a robar de vez en cuando, mentir cuando te cachaban fumando…y lo habitual era que te sorprendieran y que te avergonzaras de tus mentiras y de tus miserias vistas al alcance de todos. El haberme puesto tantas veces rojo no ha impedido que aún me suban los colores a la cara…aunque ahora no es por fumar -¡qué más quisiera que esas fuesen mis faltas!-. Una cosa es la vergüenza y otra el pudor: parece que la primera habla de desnudez del alma, y el segundo de desnudez del cuerpo. Pero esto del pudor es cosa que asombra: conozco más de una mujer que jamás iría a una playa nudista sin cadenita en el tobillo, o sin ir bien peinada…lo de enseñar el cucu es lo de menos. La vergüenza es también una forma de humillación. Mas no una humillación que necesariamente nos hacen los demás de modo deliberado, sino, al contrario, de manera totalmente pasiva muchas: basta con su sola presencia y acaso principalmente con su mirada. Es en este aspecto en el que la vergüenza –el sentirse avergonzado, el que nos avergoncemos, y no tanto el que nos avergüencen– es síntoma de que el individuo, sea cual sea la falta o el delito cometidos, tiene allá dentro alguna sensibilidad moral, lo que denota, al tiempo, que acaso no resultarán enteramente baldíos el esfuerzo y el tiempo que se pudieran emplear en corregirlo y recuperarlo. Ese es para mí el sentido del De Profundis (el salmo 129). Y el auténtico dolor del que hay pedir perdón…lejos de tonterías y escrúpulos histéricos ■ ae

April 01, 2008


Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe unapierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos. Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Peroesto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre setraga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida — no tú ni yo– la vida, sea para siempre.Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang… Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes. A mi me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas, y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho — frente al ataque de los antibióticos — ¡bacterias mutantes¡ Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble. Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento. Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia –y se agita y crece– cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy. A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios ■ jaime sabines