Y entonces aprendí, Magno -y te lo escribo por si te sirve- entre otras muchas cosas, que el amor no significa acostarse, y una compañía no significa seguridad. Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas. Nunca. Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos. A construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calorcito del sol quema. Y así uno aprende a plantar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores. Y también que realmente se puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende. Con el tiempo aprendes, Magno, que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo se comprende que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas y que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla. Solo con el paso del tiempo se entiende que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas. Con el tiempo también se aprende que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, incluso durante toda la vida. Con el tiempo uno aprende que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo uno se da cuenta, Magno, que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquéllos que dejaste ir. Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible. Con el tiempo se comprende que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas, y que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante. Con el paso tiempo verás, mi querido hermano, que aunque seas feliz con los que están a tu lado, extrañarás inmensamente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado. Se aprende, asi, que hay tres momentos en la vida que uno no puede remediar: la oportunidad que dejaste pasar, la cita a la que no asististe y la ofensa que pronunciaste. Con el tiempo también se aprende también sobre el dinero, y entonces se comprende que puedes comprarte una casa pero no un hogar, una cama pero no el sueño, un reloj pero no el tiempo, un libro pero no conocimiento o lo que necesitas aprender; puedes comprarte una posición pero no sirve para tener respeto; puedes comprarte incluso medicinas pero no salud, sangre pero no vida, sexo pero jamás amor. Con el tiempo también se aprende, en fin, que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuántos planes tengas: el mañana no existe y el ayer tampoco. Con el tiempo se aprende que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Todo esto lo aprendes, Magno, sólo con el tiempo pero mientras se está vivo ■ ae
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1 comment:
se pasó...
i love love love this....
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