Cada vez me convence más la intuición que ofrece amablemente la literatura, frente a las definiciones ásperas de la filosofía (racionalista, todo hay que decirlo, que no todo pensamiento filosófico es como una caminata por el desierto.) Hoy, haciendo limpieza en mi mesa de trabajo, he encontrado un microrrelato de Felipe Benítez Reyes que me recordó enseguida a otro de Pedro de Miguel con el mismo tema: La soledad. Y no diré con cuál soledad me quedo, sólo que me quedo con las historias que nos la muestran ■ ae
Soledad, Pedro de Miguel.
Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.
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La soledad, Felipe Benítez Reyes
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La soledad, Felipe Benítez Reyes
Lo remata la cabeza de un caballo encrespado, con su agitada crin y su relincho congelado en la plata. Perteneció a mi abuelo. Lo tenía sobre la mesa de su despacho y con él abría los sobres certeramente, con limpieza de maestro de esgrima: el papel sufría una herida invisible. Cuando hundía la hoja en el sobre, la cabeza de caballo parecía cabalgar como una figura de guiñol. A la muerte de mi abuelo, el despacho lo ocupó mi padre. El abrecartas no lo utilizaba: una secretaria le presentaba la correspondencia ordenada en una carpeta. A la muerte de mi padre, no puede ocupar su despacho, pero me traje a casa el abrecartas. Yo quisiera utilizarlo hábilmente como mi abuelo. Cada día acaricio la cabeza de plata de la bestia. Desde hace años espero alguna carta para ir practicando.
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