Ha llovido gran parte del día. Después ha aclarado y luce el sol espléndido. La atmósfera se ha limpiado por completo de las partículas de polvo en suspensión. El aire está totalmente transparente; casi no existe. Las montañas, los bosques, el pueblo, se manifiestan dramáticamente presentes, absolutamente reales. Es como si brotasen a la existencia entre la nada, con una fuerza y evidencia tal que uno siente casi la angustia de su ser, la ansiedad de estar a punto de contemplar la gran revelación de la existencia, el secreto del ser, la voz de Dios en todas las cosas ■ ae
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