
–Gracias– me dijo
–¿Cómo te llamas? –le pregunté, jadeante.
–Ana– me respondió. Y desapareció.
Le escribí una carta como nunca más he vuelto a escribir en la vida. Al cabo de un año era mi mujer. Somos felices. A menudo viene a vernos Maria, la hermana de Ana; se quieren y se parecen mucho. Un día se habló de aquella tarde de verano, de cómo nos habíamos conocido Ana y yo.
–Estaba en el balcón –contó María– y de repente se me cayó el pañuelo. Ana estaba tocando el piano. Le dije: “Se me ha caído el pañuelo. Alguien viene a traérmelo”. Ella, menos tímida que yo, fue a tu encuentro y os conocisteis. Lo recuerdo como si fuera ayer. Las dos llevábamos un vestido amarillo ■ ae
Ilustración: Ender Cepeda, Mujer con Vestido Amarillo (2003), Acrílico sobre lienzo, 30 x 23 cm.
No comments:
Post a Comment