August 26, 2008
August 25, 2008
Soledad, Pedro de Miguel.
* * *
La soledad, Felipe Benítez Reyes
Acepciones
Pa' las penas un cante...
Me encontré hace unas semanas un libro que hasta hoy no había podido empezar a leer. Cante Flamenco -pone en la tapa con letras negras- en mayúscula temblorosa, como anunciando lo que trae dentro. Hoy, aunque no tenía mucho tiempo, me metí entre sus páginas a curiosear. Y dando saltos fui a parar en la página que dedica a las soleares, bulerías, tangos y cantiñas. En la explicación de las soleares dice: "en las coplas de soleares, bulerías y tangos cabe toda la vida, sin limitaciones ni vetos. Es por eso que muchos juzgan a la soleá el más humano de los cantes." Consuelan estas coplas que llevan años de tradición, pasando de boca en boca, y en carne viva, historias centenarias que se re-estrenan cada vez que alguien se reconoce al verlas escritas. Y me encontré una que me ha hecho reírme un poco de mí mismo. La copio para mi colección de versos para la vida; de esos que hay que tener en un lugar visible de mesa de trabajo o de la habitación.
Tiro piedras a la calle;
al que le dé, que perdone;
tengo la cabeza loca
de tantas cavilaciones.
Gran género la soleá, que acoge toda la vida, incluso los jaleos de la mente del aprendiz de filosofía ■ ae
En todo caso, me parece curiosa la relación entre escritura y felicidad. No soy yo el primera ni el última que se ha fijado en esta pequeña paradoja. Es muy difícil escribir en la abundancia, encontrar metáforas adecuadas para la alegría. A veces pienso que el arte abstracto es lo que más de puede acercar a una representación de la plenitud. Un lienzo blanco, texturas, juegos de luz. Plenitud de luz diáfana que se extiende por todo el espacio del cuadro sin dejar una sola grieta... No se puede retratar el sol de cerca. ¿Qué diferencia habría entre una estrella y una gran hoguera si no se acierta con la distancia justa que nos permita mirarlas en sus verdadera dimensión? A veces pasa lo mismo con la alegría. No se distinguen sus contornos. Cuando nos envuelve, sin dejar paso ni a la más mínima sombra de tristeza, ¿cómo decir, si decir es delimitar? Cuando llegan las sombras aparece el cuadro. Hay distinción. Nos apoyamos en las sombras para gustar de la vivacidad de la luz, para desearla, para intuir una claridad análoga que llegue a iluminar todos los pliegues del alma. ¿Se escribe porque se es feliz? ¿Se escribe para serlo? ¿Escribir es recordar o proyectar una plenitud ausente? En todo caso, eso, la ausencia de plenitud, el saber que falta mucho o poco para..., la presencia del deseo no cumplido es necesario para volcarse sobre un papel. La creación entonces es ambigua, nos colma saciándonos de ausencias, o nos permite poner en el mundo todo lo que echamos en falta ■ ae
August 20, 2008
(la imagen forma parte de la obra del gran artista tapatío Adrián Laris Matthews, y puede verse completa en: http://www.flickr.com/photos/adrianlarismatthews_/)
día a día
no sé si habrá tiempo para descansar
en esta aventura de amor y coraje
solo hay que cerrar los ojos y echarse a volar
y cuando el corazón galope fuerte, déjalo salir
no existe la razón que venza la pasión, las ganas de reír.
Puedes creer, puedes soñar
abre tus alas, aquí está tu libertad
y no pierdas tiempo, escucha al viento
canta por lo que vendrá
no es tan difícil que aprendas a volar.
No pierdas la fe, no pierdas la calma
aunque a veces este mundo no pide perdón
grita aunque te duela, llora si hace falta
limpia las heridas que cura el amor
y cuando el corazón galope fuerte, déjalo salir
no existe la razón que venza la pasión, las ganas de reír
Y no apures el camino, al fin todo llegará
cada luz, cada mañana, todo espera en su lugar
Puedes creer, puedes soñar ■ ae
August 18, 2008
(la imagen forma parte de la obra del gran artista tapatío Adrián Laris Matthews, y puede verse completa en: http://www.flickr.com/photos/adrianlarismatthews_/)
August 07, 2008
CesSaRe mAGno
y aún con somnoliente sorpresa permaneces así unos minutos
como si detrás de la funda, escondido en su relleno, aguardara un rostro ó una mirada (quizá
la encarnación de esa esquiva fantasía que a menudo emana de tus delirios
la réplica no, no, el original de esas réplicas que muy de vez en cuando te cruza por la mente);
si esperas que el cojín se convierta en bola de cristal
y te revele el futuro, anhelado desde el pasado más remoto,
entonces eres un loco.
Y los locos ríen, mi hermano; los locos hablan con las nubes
se sientan a escuchar la balada de la lluvia;
juegan con los niños sin haber dejado de serlo ellos mismos,
besan como si mañana prohibieran besarse,
aún más: besan como si en ése instante todo cupiera entre labios,
como si al alma no le bastara un pecho para ubicarse.
Los locos escriben trocitos de presente que regalan,
persiguen un sueño convencidos de que más vale pájaro volando que
ciento en mano.
Los locos buscan con sus ojos extraviados otros chiflados que sepan y quieran perderse en los mismos bosques sin importar lo que tarden en encontrar el camino de vuelta,
si es que quieren hallarlo.
Los locos sólo sonríen de corazón si te reencuentran
y rara vez regresan de veras.
Mientras se empapan de rocío se llena de lodo,
encontrados de luz se llenan el pelo de rastas de arena y sal.
Y si el loco comete el terrible error de entregarse a la cordura,
si toma con fuerza los estribos, si encuentra de pronto la razón,
si pasa revista y no faltan tornillos,
entonces comienza a guarecerse del aguacero
a no salirse del sendero a plegar las alas de albatros,
a no deternse a contemplar los hongos.
Magno: si vives cada momento de tu vida
convencido de que no importa qué te llevó hasta ahí
qué te traerá el nuevo sol;
si para ti es tan obvio que otra alma te espera desde siempre,
que lo mejor de ti mismo espera en la siguiente estación
para que gobiernes tu tren sin inútiles equipajes
para que el más luminoso acervo sea tu bagaje,
si para ti todo ello es tan inefablemente evidente
como que el mar respira y siente
entonces guárdate bien de esos ataques de sentido común, hermano,
y consérvate especial: desnúdate sin sentir vergüenza,
no te dejes llevar jamás por una espiral de prudencia,
porque entonces la ilusión se borrará de tu cara,
la luz de tus retinas curiosas se apagará
y jamás habrás sentido tanto frío, tanta soledad
como el pajarillo en mano, aterido y mutilado,
pues cuando la lucidez del loco se instala
perderla supone caducar y morir en vida.
Vuela, vuela lejos, sigue buscando cielos nuevos,
corre con los ojos cerrados entre los cedros cortados por el viento,
con los brazos extendidos a la orilla del mar, como aquel sábado de marzo;
no le temas nunca a la Vida, brother,
no importa que alguna vez te des de narices con un tronco,
o escupas algún diente rebozado en arena
después de clavar tu cara en el suelo,
al menos sabrás lo que es ser libre;
caminar sin fabricarte cadenas, respirar sin viciar el aire
sin campanas de complejos sobre tu cabeza
que enmudezcan el lenguaje del mundo
y repitan lamentos huecos.
Yo también quiero seguir siendo un loco;
deseo secar cada lágrima con diez sonrisas,
quiero no codiciar más que mi libertad,
compartirla con otras libertades,
sin más ilusión en mis tobillos que el roce de la hierba.
Aunque no sepa buscar, aunque tardemos en volvernos a encontrar, yo sé que en ésta aventura que se llama vida tú, como buen hermano, vas a esperarme detrás del penúltimo recodo, y sé que tú también llevarás sal de mar en el pelo,
la sonrisa mojada, una que otra lágrima y los pantalones llenos de lodo ■ ae